Enrique Moya ha ido encerrando en un cofre los tesoros que encontró en sus viajes e incursiones a lo largo del tiempo. En sus redes han caído toda una serie de piezas y reliquias: un abanico en miniatura, un delicado bote de perfume realizado en madera, aparatos para cortar el vidrio y para medir circunferencias, monedas, trozos de hierro oxidados, mecanismos de relojes, conchas y muchas piezas en hueso. Toda una colección: un habitáculo donde el imaginario comienza a tomar cuerpo. Excavando en los desechos del pasado, perdiéndose por pasillos repletos de objetos olvidados y polvorientos, manchándose las manos, tocando las ruinas, es como Enrique Moya comienza la historia particular de cada obra y como a su vez pone en marcha, bajo un nuevo prisma, la vieja Historia. La Historia que desde Herodoto se supo que tenía que ser encerrada en la caja de las cajas, en el habitáculo por excelencia: el libro.
(pedir el catalogo en pdf via mail a:
enriquemgonzalez@gmail.com )
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